Siempre me han interesado mucho los sueños, los propios y los ajenos. Una manera muy fácil de ganarse mi simpatía es contándome un sueño reciente. Me fascinan las producciones nocturnas del subconsciente y sus mensajes ocultos. A menudo interpretamos nuestros sueños de forma muy literal, olvidándonos de que el lenguaje onírico es simbólico y no tiene nada de obvio. Así, si en un sueño te ves a ti mismo discutiendo con tus suegros, que se han colado en casa y con los que resulta que no tienes una buena relación, podrías verte tentado a interpretar la situación como un mensaje inconsciente que corrobora tu idea de que son unos metomentodos y que más vale que los mantengas a distancia. Lo que pasa es que los sueños pocas veces hablan de algo que ya sabemos. Su misión no es darle palmaditas en la espalda a nuestro ego, sino más bien al contrario, confrontarlo e incluso corregirlo. Si soñamos es justamente porque nuestro inconsciente quiere entregarnos informaciones y perspectivas nuevas, en general soterradas u ocultas, que son importantes para nuestra alma. Y así, puede que los suegros en realidad simbolicen otra cosa, como por ejemplo, tu incapacidad para desarrollar una agresividad sana en una situación que nada tiene que ver con ellos, sino, quizá, con un compañero abusivo en el trabajo o con una pareja a quien te cuesta poner límites.
El ejemplo es totalmente ficticio, pero quería compartir esta idea, que he sacado de la lectura de un libro fascinante del que todavía no puedo hablar (¡pronto lo haré!) porque me parece que la tendencia suele ser irnos a lo literal, y así, se nos escapa un montón de información valiosa que circula en un nivel subterráneo. Para ayudarnos a comprender la simbología de un sueño cuando no estamos acostumbrados a hacerlo es útil aproximarnos a él con los sentidos antes que intentar entenderlo con las herramientas de la mente. ¿Cómo te sentías en el sueño? ¿Qué sonidos había? ¿Tocaste algún objeto? ¿Cómo era su tacto? Y hacerlo siempre con humildad, pues lo que en los sueños se nos ofrece suele ser un tesoro, una preciada ayuda hacia la dirección correcta. En los sueños aparecen a veces versiones nuestras que no nos gustan, y hay que saber resistir a la tentación de descartarlas o de cegarnos para evitar la incomodidad que nos pueden llegar a producir. Y, ¿por qué es simbólico el lenguaje de los sueños? Precisamente porque casi siempre apunta hacia ideas que van más allá de las palabras. “De igual modo que una planta produce su flor, la psique crea sus símbolos”, dejó dicho Jung.
Siempre podemos recurrir a los sueños para tomarnos la temperatura y saber qué se nos mueve por dentro. Los sueños pueden ser también brújula, puesto que vienen de una parte sabia que todos llevamos dentro pero a la que muchas veces no queremos o no sabemos escuchar. La vida onírica habla de nuestra realidad interior, y por ello, no debemos distraernos demasiado con los elementos del decorado, por fascinantes que sean, o elementos externos que lo conforman. En un sueño reciente yo viajaba en una carroza vestida como una dama del siglo XV en Italia. Dos caballeros de la época me escoltaban hacia un jardín precioso en el que yo me sentía atrapada, a pesar de tanta belleza. Ninguno de estos detalles de época, que me encantaron, eran lo más relevante del sueño, en realidad. Resulta más útil considerar a los sueños como nuevas perspectivas sobre nuestra vida que nos envía nuestra guía interior, que siempre desea ayudarnos.
Como últimamente me cuesta recordar lo que sueño, he decidido ponerme manos a la obra. Estoy convencida de que en toda esa actividad nocturna que sucede mientras dormimos hay oro puro, sobre todo en los momentos en que nuestro GPS interno se encuentra en “modo recalculando”, y no quiero perderme ni un solo mensaje. ¿Qué cosas puedes hacer si, como a mí, te cuesta recordar tus sueños y quieres empezar a trabajar con ellos?
Cómprate un diario de sueños. Busca una libreta bonita, no hace falta que sea cara, con un color que te guste, que te llame la atención de forma intuitiva. Déjala en tu mesita de noche. La idea es que en cuanto despiertes, aunque sea en mitad de la noche, lo primero que hagas sea tomar la libreta y el boli (busca también uno especial) y anotes todo lo que recuerdes, aunque solo sea un retazo o una imagen. Si no recuerdas nada puedes escribir también eso, y a continuación, redactar una breve nota acerca de qué sensaciones tienes al despertar. El ritual de escribir cada mañana pronto te llevará, sin darte cuenta, a empezar a recordar más y más sueños. Es importante hacerlo a mano y no en el teléfono móvil para fomentar la poderosa conexión mano-cerebro.
Deja clara tu intención. Puedes escribirle una carta a tu inconsciente y pedirle que te ayude mandándote sueños. También puedes hablar con él antes de acostarte y explicarle que para ti es importante ahora recordar tus sueños, y pedirle por favor que así sea.
Lee poesía o algún texto espiritual justo antes de acostarte. Te ayudará a entrar en la onda onírica más fácilmente que si lees una novela de suspense o entretenimiento.
Si no puedes recordar casi nada, dibuja, aunque sea mal, lo poco que recuerdas. Aunque quizá te sorprendas y al tomar el boli poco a poco empezarás a tirar del hilo y a recordar más cosas.
Cuida tu sueño. Dormir las horas suficientes es importante y ayuda a soñar más y mejor.
Medita antes de dormir. Enlentecer los pensamientos ayuda a que el subconsciente pueda expresarse con mayor facilidad. También sirve repetir antes de dormir la siguiente afirmación: “Recuerdo con facilidad todos mis sueños”.
Duerme la siesta. A menudo los sueños más vívidos acuden a nosotros durante la hora de la siesta y no durante la noche.
Levántate despacio. Al despertar, quédate en la cama durante unos minutos con los ojos cerrados y trata de recrear el sueño que estabas teniendo. Vuelve a la posición que tenías mientras estabas durmiendo para que el sueño regrese a ti más fácilmente.
Deseo que estos consejos os sirvan y os lleguen en un momento propicio. Mientras tanto, si os apetece, podéis compartir en los comentarios algún sueño que os haya dejado intrigados, y entre todos jugaremos a interpretarlo. Feliz miércoles blando.
¡M'encanta!
¡Qué interesante información!
Los sueños como una herramienta de crecimiento y conocimiento personal.
Deseando que nos hables de ese libro fascinante.....
Gracias Rocío.
Un abrazo